Las lagunas costeras y aguas de transición se encuentran entre los ecosistemas más productivos desde un punto de vista biológico, al mismo tiempo, la variedad de tipos que entran en dichas definiciones y la diversidad de ambientes que albergan (manglares, lagunas oligohalinas, mesohalinas y euhalinas, marismas, estuarios, etc.) concentran buena parte de la biodiversidad global marina y costera.
Pero también son productivos desde un punto de vista socioeconómico, en el sentido de que proveen a la sociedad de una amplia gama de bienes y servicios con beneficio directo en el nivel de bienestar y calidad de vida. Sin embargo, estos ecosistemas son especialmente sensibles a las modificaciones de su estado natural y de las actividades desarrolladas en su entorno (Pérez Ruzafa & Marcos Diego, 2006).