Pequeña historia de un alcaraván y una gaviota

Con ocasión del Día de las aves, han sido liberadas en el Parque Regional de las Salinas de San Pedro un alcaraván, una gaviota reidora y una gaviota patiamarilla procedentes del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Valle, dependiente de la OISMA de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente.

Detrás de cada ave ingresada en el Centro de Recuperación de Fauna hay una pequeña historia, que normalmente queda olvidada, pero que hoy vamos a compartir.

La historia del alcaraván comienza con una llamada al Centro de Recuperación de Fauna para ir a recoger a otro alcaraván que se encontraba herido. Al llegar, el responsable de la recogida encontró también un huevo de alcaraván tirado en un trozo de cesped artificial. Había pocas esperanzas de que el huevo pudiera prosperar pero lo recogió para llevarlo al Centro de Recuperación por si algo podía hacerse. Cuál sería su sorpresa cuando de camino hacia El Valle, el huevo eclosionó y el pollo de alcaraván vino al mundo dentro la furgoneta de recogida en mitad de la Autovía Murcia-Cartagena. Después del accidentado nacimiento, el personal del Centro de Recuperación hizo el resto y ya vuela en libertad sobre nuestro Mar Menor.

La gaviota patiamarilla fue recogida a principio de septiembre por la Asociación ANERPA (Asociación Nacional Española de Rehabilitación y Protección Animal). La gaviota había recibido un fuerte golpe con una silla que le fue propinado por un desconocido. El animal buscó refugio bajo el puesto de la Cruz Roja. Allí recibió auxilio durante los primeros días por parte de socorristas y numerosos vecinos anónimos que se ocuparon de ella como pudieron hasta que finalmente fue llevada al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Valle ingresando en un estado de extrema gravedad.

Afortunadamente, los buenos oficios de los profesionales del Centro de Recuperación lograron que se recuperara de sus graves heridas y de una intoxicación y finalmente ha sido felizmente liberada. Dos personas de la asociación estuvieron presentes en el momento de la liberación de Matilda (que así le pusieron en la Asociación)

Ninguna de las dos historias habría terminado bien sin la colaboración de tantas personas anónimas que han hecho posible que la administración haya cumplido con su función. Hoy más que nunca, la conservación de la Naturaleza es tarea de todos.