Estado de las poblaciones de medusas en el Mar Menor (Junio 2023)

Perspectiva del verano 2023 y recomendaciones

Las poblaciones de medusas se han considerado tradicionalmente como una molestia para los las personas (Purcell et al., 2007; 2013; Richardson et al., 2009), obviando el papel que juegan en el mantenimiento de la calidad de las aguas en los procesos de eutrofización como el sufrido por el Mar Menor (Pérez-Ruzafa et al., 2002; Fernández-Alías et al., 2022).

En el caso del Mar Menor, las medusas realizan un importante papel ecosistémico de control de la red trófica; destacando la depredación sobre fitoplancton por parte de C. tuberculata y R. pulmo (Pérez- Ruzafa et al., 2002). A esto se debe sumar que C. tuberculata posee zooxantelas simbiontes, capaces de realizar la fotosíntesis y, por tanto, de competir a este nivel por la disponibilidad de nutrientes con el fitoplancton (Kikinger, 1992). Además, se debe tener en cuenta en el manejo de estas especies que todas las crisis distróficas ocurridas en el Mar Menor han ocurrido bajo las condiciones de ausencia de medusas y alta temperatura del agua cuando se produce una descarga masiva de nutrientes (Fernández-Alías et al., 2022).

Realizar una predicción ajustada de las poblaciones esperables este verano resulta complejo ya que tradicionalmente en el Mar Menor las tres especies de medusa registradas presentaban una segregación temporal y espacial (Fernández-Alías, 2020), mientras que P. punctata presenta una estacionalidad análoga a la de C. tuberculata. Además, estas dos especies presentan zooxantelas, C. tuberculata de forma constitutiva (Kikinger, 1992) y P. punctata de forma facultativa (Graham et al., 2003; Bolton & Graham, 2004), por lo que podría existir una competencia interespecífica entre ambas. Durante el año 2022 P. punctata tuvo una proliferación equiparable a la de R. pulmo en el año 2012, mientras que los individuos de C. tuberculata no se desarrollaron, desapareciendo en su mayoría antes de superar la clase de 0 a 5cm de tamaño.

Esta temporada ya hemos detectado individuos de C. tuberculata que han superado el tamaño donde la mortandad puede superar el 90% en algunas especies de medusa (Ishii et al., 2004), por lo que podemos esperar que la población se desarrolle sin dificultades. Con respecto a P. punctata se ha de considerar que la población se ha adelantado alrededor de 40 días con respecto al año anterior y esta diferencia de tiempo podría dar como resultado que los ejemplares encontrados en la costa el año pasado en verano, generalmente menores de 5 cm de diámetro de sombrero, sean reemplazados este año por ejemplares de 20 cm de diámetro e incluso podría verse algún ejemplar aislado de hasta 50 cm de diámetro (de acuerdo con nuestras propias observaciones).

Basándonos en el contexto histórico de las proliferaciones de medusas en el Mar Menor y en nuestro conocimiento de estas especies, esperamos que las proliferaciones resulten relativamente significativas, aunque es improbable que se alcancen las densidades de los años 2011 y 2012. Las actuaciones realizadas hasta la fecha, en el Mar Menor, para evitar la interferencia de las proliferaciones masivas, fundamentalmente de C. tuberculata, con el turismo y la pesca, han incluido la retirada masiva de individuos y la instalación de redes en las zonas de baño. Como ya demostramos, la retirada directa de individuos no resulta eficaz debido a las altas densidades que puede alcanzar esta especie y a su fertilidad (Kikinger, 1992; Pérez-Ruzafa, 1997; Pérez-Ruzafa et al., 2002). Esta medida fue suspendida en el año 2014 y, en base a los servicios ecosistémicos prestados por la especie, se desaconseja retomarla, además del potencial efecto de dichas actividades sobre especies sensibles especialmente sobre los juveniles y adultos del caballito de mar (Hippocampus ramulosus Leach, 1814). Con respecto a la instalación de redes en las zonas de baño, se debe considerar que estas, producen mortalidad en ciertas especies que quedan retenidas en ellas, se tapizarían con las ovas de rápido crecimiento imponiendo restricciones a las corrientes del Mar Menor y que la acumulación de materia orgánica, seguida de una degradación de la misma, implica enfangamiento de las playas, malos olores y un consumo del oxígeno disuelto de forma local. Además, C. tuberculata, para la que se espera una proliferación, y P. punctata, para la que es probable, apenas resultan urticantes. Por tanto, la instalación de redes “antimedusa”, en general, resulta contraproducente y debe considerarse con extrema precaución, siendo, en general, desaconsejable.

En este contexto, y teniendo en cuenta la alarma social que generan estos afloramientos de medusas, es importante evitar los mensajes alarmistas y desarrollar, más bien, una campaña de concienciación incidiendo en el papel ecológico de las especies de medusas del Mar Menor y en las posibles medidas de prevención.

https://canalmarmenor.carm.es/wp-content/uploads/Estado-poblaciones-de-Medusas_junio-2023_UMU.pdf

 

 

Alfredo Fernández-Alías y Angel Pérez-Ruzafa

Grupo de Investigación Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros Departamento de Ecología e Hidrología

Universidad de Murcia