Hace dos meses que ingresó en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle una tortuga boba de unos 4 años de edad. Fue encontrada en la Playa del Barco Perdido en la Manga del Mar Menor e ingresó en un delicado estado. Había sufrido el enmallamiento de una de sus aletas delanteras en una estructura de sedal abandonada a la deriva en el mar. Esto le provocó una profunda herida con compresión de la extremidad y la consecuente falta de irrigación en la misma.
La tortuga ha permanecido ingresada en las instalaciones dependientes de la Oficina de Impulso Socieconómico del Medio Ambiente durante 2 meses, recibiendo los cuidados constantes del personal del Centro de Recuperación de Fauna. Finalmente, logró recuperarse de sus heridas y ayer fue liberada en la Reserva Marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas en colaboración con el cuerpo de Agentes Medioambientales y el Servicio de Pesca y Acuicultura, de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente.
La tortuga boba (Caretta caretta) es una especie catalogada como Vulnerable según el Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Antes de su liberación, a la tortuga le fue implantado, dentro del Programa de Marcado de Tortugas Marinas dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y gestionado por la Asociación Herpetológica Española, un microchip subcutáneo que permitirá identificar a ese animal de manera individual en caso de ser recapturado en algún momento de su vida, lo cual permitirá recopilar importante información acerca de aspectos tales como demografía, movimientos y amenazas globales que afectan a la especie, factores estos de vital importancia para su conservación.
Casos como este, afortunadamente con final feliz, nos deberían hacer reflexionar acerca de la importancia de no arrojar basura al mar ya que puede afectar de manera muy importante a multitud de especies marinas.