Briozoo (Zoobotryon verticillatum)

Cómo es:

Zoobotryon verticillatum pertenece al filo Bryozoa, clase Gymnolaemata, orden Ctenostomata y familia Vesiculariidae. Los briozoos son animales coloniales que viven fijos al substrato y que están protegidos por un esqueleto externo que en muchas ocasiones está calcificado. Esta familia se caracteriza por presentar los zooides no calcificados, cilíndricos o en forma de tonel y dispuestos en grupos o hileras. Los zooides con la abertura terminal y ajustable mediante un cuello. Las colonias son arbustivas.

 

 

Los zooides de Zoobotryon verticillatum rara vez alcanzan entre 0,5 y un 1 mm de longitud, mientras que las colonias pueden alcanzar más de un metro de diámetro. Animal traslúcido y flácido (no calcáreo) que crece formando grandes colonias que recuerdan a grandes algas. Los zooides tienen forma de saco; ordenados en hileras. Los lofóforos lucen ocho tentáculos ciliados. Presenta una coloración variable, del marrón claro al blanco azulado.  

Cómo vive:

Zoobotryon verticillatum se encuentra en aguas poco profundas y crece a temperaturas superiores a 22 ° C. Normalmente habita sobre rocas, estructuras artificiales, cascos de barcos o sobre cualquier otro soporte sumergido. Tolera bien las aguas contaminadas. En el Mar Menor es muy abundante y suele crecer de forma masiva en primavera y verano (alcanza un metro en 6–8 meses), tienden a morir cuando comienzan a bajar las temperaturas en la laguna. A nivel mundial es una especie bastante cosmopolita y se encuentra en todo el mar Mediterráneo y en las aguas templadas y cálidas a ambos lados del Atlántico y en el Caribe, donde se considera originaria.  

Algunas curiosidades:

Esta especie se alimenta de partículas en suspensión, en especial de fitoplancton; siendo un purificador exitoso, ya que filtra alrededor de 25,000–344,000 litros de agua/día/m2. Produce metabolitos que previenen su depredación, limitan el establecimiento de otros organismos y le protegen de infecciones virales y bacteriales. Las grandes colonias sirven de refugio y protección a una fauna muy variada compuesta por gusanos poliquetos, bivalvos, crustáceos o peces, como el caballito de mar o la aguja de río.