Las poblaciones de medusas se han considerado tradicionalmente como una molestia para los humanos (Purcell et al., 2007; 2013; Richardson et al., 2009), opacando el papel que juegan en los ecosistemas y el mantenimiento de la calidad de las aguas en procesos de eutrofización (Pérez‐Ruzafa et al., 2002; Fernández‐Alías et al., 2022).
Realizar predicciones de cómo de importantes serán las proliferaciones de medusas durante la estación en la que están presentes resulta complicado debido a la irregularidad de las proliferaciones, por lo que el método más adecuado continúa siendo el monitoreo prolongado en el tiempo y la alerta temprana.
Centrando la problemática en el caso del Mar Menor, las medusas realizan un importante papel ecosistémico de control de la red trófica; destacando la depredación sobre fitoplancton por parte de C. tuberculata y R. pulmo (Pérez-Ruzafa et al., 2002). A esto se debe sumar que C. tuberculata posee zooxantelas simbiontes, capaces de realizar la fotosíntesis y, por tanto, de competir a este nivel por la disponibilidad de nutrientes con el fitoplancton (Kikinger, 1992). Además, se debe tener en cuenta en el manejo de estas especies que todas las crisis distróficas ocurridas en el Mar Menor han ocurrido bajo las condiciones de ausencia de medusas y alta temperatura del agua cuando se produce una descarga masiva de nutrientes (Fernández‐Alías et al., 2022).
Como se ha comentado en anteriores informes, las actuaciones realizadas hasta la fecha, en el Mar Menor, para evitar la interferencia de las proliferaciones masivas de medusas, fundamentalmente de C. tuberculata, con el turismo y la pesca, han incluido la retirada masiva de individuos y la instalación de redes en las zonas de baño. Se demostró que la retirada directa de individuos no resulta eficaz debido a las altas densidades de medusa huevo frito que pueden alcanzarse y a la fertilidad de esta especie (Kikinger, 1992; Pérez‐Ruzafa, 1997; Pérez-Ruzafa et al., 2002)…
En resumen, las medusas desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas y en la regulación de la calidad del agua. Se recomienda un monitoreo prolongado en el tiempo y la alerta temprana de las proliferaciones de medusas en el Mar Menor. Por tanto, la instalación de redes “antimedusa” podría resultar más contraproducente que beneficioso.
Puedes ver el informe completo aquí:
https://canalmarmenor.carm.es/wp-content/uploads/Estado-poblaciones-de-Medusas_06-Julio-2023.pdf