Sobre el Mar Menor
Conoce la rica biodiversidad de especies marinas y terrestres del Mar Menor
El Mar Menor es un espacio de gran importancia ecológica, geológica y paisajística. Sus peculiares características, lo convierten en un lugar de refugio y cría para decenas de aves marinas y otros seres vivos que habitan en sus aguas, islas y orillas.
El Mar Menor es la laguna salada más grande de Europa, con aproximadamente 135 km2 de superficie, una longitud de costa de 73 km y una profundidad máxima de 7 m. En ella encontramos cinco islas de origen volcánico: La isla del Barón, Perdiguera, Ciervo, Sujeto y Redonda. La forma actual de la laguna se debe a las corrientes marinas que han ido arrastrando y depositando arenas y sedimentos en el litoral durante el Cuaternario (desde hace 2,6 millones de años hasta la actualidad), dando lugar a un brazo que cerró parcialmente esta bahía: La Manga, y que permite renovar el agua a través de las golas.
El Mar Menor es un lugar de vital importancia natural. Sus zonas circundantes son especialmente ricas en valores paisajísticos que aportan interés a este peculiar lugar. Por ello es un espacio donde confluyen hasta 10 figuras de protección ambiental aprobadas y otras catalogaciones de interés geológico y ecosistémicos. Es espacio protegido Red Natura 2000 “MAR MENOR”, clasificado como Zonas Especiales de Conservación y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Dentro de la ZEPA se encuentra el Paisaje Protegido “Espacios Abiertos e Islas del Mar Menor”.
Además, el Mar Menor es Humedal de Importancia Internacional (HII), conforme al Convenio sobre Humedales de Importancia Internacional (Convenio Ramsar), y es Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM) incluida en el lugar denominado “Área del Mar Menor y Zona Oriental mediterránea de la costa de la Región de Murcia”. “El Mar Menor y sus humedales asociados” son también Área de Protección de Fauna Silvestre, y una vez más la laguna es Zona Especial de Conservación, con 3 hábitats marinos y 9 terrestres de interés comunitario.
El Mar Menor alberga una rica biodiversidad de especies marinas y terrestres. Algunas son de enorme importancia biológica por ser endémicas o estar en peligro de extinción. Entre las aves encontramos la gaviota de Audouin (1) (Larus audouinii) y los charrancitos comúnes (2) (Sternula albifrons). Entre las especies vegetales más reseñables destacamos el Chumberillo de lobo (3) (Caralluma europaea) y la zanahoria marítima (4) (Echinophora spinosa).
De las especies presentes en el medio submarino, destacamos el fartet (5) (Aphanius iberus), un pequeño pez exclusivo del mediterráneo español y en serio peligro de extinción y el caballito de mar (6) (Hippocampus guttulatus), que está en peligro crítico dentro de la laguna. Otra especie de importancia biológica por su escasez es la nacra (7) (Pinna nobilis), un molusco bivalvo de gran tamaño. Entre las especies vegetales a destacar encontramos la seba (8) (Cymodocea nodosa), una planta subacuática.
El Mar Menor representa una identidad social y cultural para los ciudadanos de la Región de Murcia y también para muchos visitantes que eligen pasar su veraneo, largas temporadas o incluso establecer su residencia en este entorno único, propiciado todo ello por unas condiciones climatológicas favorables, con muchas horas de sol al año. En el extremo norte de la laguna (La Puntica) se han depositado durante siglos unos lodos muy apropiados para tratamientos terapéuticos.
Tradicionalmente, el Mar Menor contaba con cinco golas o canales por las que entraban las embarcaciones, y servían de enlaces con el Mar Mediterráneo: Charco, Torre, Ventorrillo, El Estacio y Marchamalo. En época árabe cada gola contaba con una encañizada. Las encañizadas son un sistema de pesca tradicional que consiste en un laberinto de cañas clavadas al suelo y redes aprovechando el paso migratorio de los peces entre ambos mares, permitiendo que solo logren salir los de menor tamaño. La actividad salinera, en el presente se practica en las Salinas de San Pedro del Pinatar y las de Marchamalo.
Estos humedales seminaturales mantienen a una rica población de aves y otros vertebrados e invertebrados. Constan de una superficie parcelada en estanques de diferentes tamaños y profundidades y separados por diques o motas, con el fin de obtener año tras año la precipitación de la sal tras la evaporación. En sus instalaciones se encuentran también molinos de viento que permitían la entrada de agua a los estanques: los molinos de Quintín y La Calcetera o Ezequiela.